Fantasía sobre cartón

Agustina Lazarte Curador: Luis María Rojas 9 de agosto al 24 de octubre 2025 La gloria en zapatillas Agustina no pinta. O si, no sé, no es importante. Lo importante es que manipula signos y en ese proceso, la pintura se torna relevante al utilizarla como recurso semiótico y no como recurso técnico. Propone objetos pictóricos en el que se intersectan dos vectores. Por un lado, el vector de la materialidad que le permiten agregar una capa extra de sentido incorporando soportes no tradicionales rescatados de los paisajes que transita y, por otro lado, la utilización del recurso pictórico como una reflexión sobre la propia pintura, sobre su carga histórica y su papel hegemónico dentro y fuera de las artes. Su preciosismo y calidad técnica son, en el fondo, una bofetada a las prácticas e imaginarios clasistas de la ética y la estética occidental, es la serpiente que se come su propia cola. Su pintura es un vehículo crítico entramado con operaciones como las del Gabinete de curiosidades de Cornelis van der Geest o Las meninas, que utilizan la pintura para hablar de la pintura. Hay aspectos de la cultura vivenciada que no podemos traducir en palabras. Agustina intenta traspolar esas experiencias a través de signos manipulados utilizando el contraste, las tensiones, la convivencia forzada de signos contradictorios. Plantea una batería de operaciones que oponen, desplazan, superponen o condensan signos para intentar comunicar lo inefable de esa experiencia, la inconmensurabilidad de lo vivencial, para dejar al descubierto situaciones de marginalidad y periferización. Sus obras son amablemente agresivas, hermosamente hostiles, afectuosamente desafiantes. Son “una fantasía sobre cartón”: un plato con molinos holandeses colgados sobre el machimbre, el niño negro llorando sobre la pared descascarada, el enano de jardín entre los ligustros, santa Evita y los ojos de Jesus siguiéndote hasta el espacio más recóndito de tu culpa, los sillones de mimbre y la silla Eames blanca. Todos en la misma bolsa, todos en la misma fantasía. Es el oxímoron de la cultura, es la idealización de la vida plena, el sueño del ascenso social escapándose como la línea del horizonte, el echaleganismo y el agarralapalismo abriendo la ficción de un futuro que nunca llegó ni llegará. Sus obras no pretenden redención, no pretenden acercamiento, explotan la culpa clasista, exponen la ficción, revelan la narrativa de la universalidad estética, la fábula comestible servida con papas fritas, la invención de Morel y su mundo paralelo en el que estamos obligados a bailar. Nos muestra la visión idealizada de la felicidad, del éxito y su absurdo revelado en su contraste pedestre y consuetudinario. Nos prometieron ponis y nos dieron soldaditos de plástico, nos prometieron Cancún y terminamos en El Cadillal, nos prometieron libertad y nos dieron garrote. Luis María Rojas Fotografía: Maximiliano Barrera

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